El Efecto Pigmalión

En numerosas ocasiones sigo escuchando por la calle, en amigos cercanos e incluso familia, descripciones en una sola palabra que al parecer resume pero sobretodo sentencia la personalidad de un niño. Es la batalla que tenemos abierta desde muchos hace años los psicólogos frente a colgar etiquetas a los niños. Si te sientas una tarde en el banco de un parque al lado de los columpios te puedes llegar a hartar de escuchar.. "eres un bruto" o "mi hijo es que es muy rebelde" o "hijo es que eres muy tímido" . Etiquetas, que como he dicho antes, sentencian y definen no sólo a la persona que las lleva sino que genera muchas expectativas a los demás en el trato con él.


Muchas veces estas etiquetas surgen ante comportamientos indeseados en el niño que no satisfacen nuestras expectativas planteadas y que no sabiendo manejar correctamente , nos sobrepasan.  Muchas veces es la propia familia la que inicia el juego, sin ser conscientes del todo de las consecuencias que esto acarrea. Los niños/as "son vagos" o "torpes" cuando no obtienen un determinado nivel académico, "son rebeldes" si no acatan ciertas normas de conducta. También puede ocurrir a la inversa , que señalamos excesivamente conductas que vivimos como positivas y se van volviendo un yugo para nuestros hijos. "es que mi hijo es el más brillante de su clase, saca siempre dieces" , me pregunto cómo vivirá ese niño la llegada de su primer notable, o suspenso...

La autoimagen de la persona se comienza a formar cuando somos niños, y se retroalimenta en parte de las valoraciones que nos hacen los demás. Cuando somos niños el peso del entorno familiar, los padres, abuelos, la escuela, es muy grande ya que constituye todo su mundo. Si  colocamos a un niño una etiqueta, éste integrará esa imagen de si mismo porque no tiene la capacidad de un adulto para cuestionarla, y poco a poco irá asumiendo ese rol, comportándose como la imagen que le devuelven.

Pero, por desgracia esto no queda aquí. El niño no es el único que asume ese rol. Las demás personas que conviven con él y son conocedoras de esa etiqueta generan una serie de expectativas que dirigirán su forma de relacionarse con él e interpretarán sus conductas como "profecías autocumplidas" que refuerzan ese rol.  Ese niño/a además irá ampliando su circulo relacional y su etiqueta irá con él, repitiéndose la historia como un bucle.

Parece que todo esto suena muy fatalista y determinante. Por suerte esto no es así.

Este efecto de la profecía auto-cumplida o también conocido en Psicología social como el efecto Pigmalión, fue estudiado por el psicólogo Robert Rosenthal en los años 60. Lo describió como el "proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otra afectan de tal manera en su conducta que la segunda tiende a confirmarlas."

Rosenthal junto a la profesora Lenore Jackobson realizaron un experimento muy interesante (que podéis ver en el video que dejo abajo) para  demostrar cómo las expectativas hacia un niño podía modificar su rendimiento intelectual.




 
Este experimento, es quizá uno de mis favoritos dentro de la psicología ya que transmite esperanza y pone este arma de doble filo al servicio del crecimiento sano de la persona.
 
Me gustaría termina la entrada con una frase que espero que os haga reflexionar tanto como a mi y que cale en vuestra forma de relacionaros con los demás.
 
 “Cuando confiamos en las capacidades de alguien, estamos dándole el poder de conseguir lo que quiere. Pero igualmente, cuando no confiamos,  estamos limitando sus posibilidades”
 


 

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