Cuando el amor no es suficiente (Parte 1)

Dicen que durante las vacaciones de verano se produce el mayor número de divorcios y separaciones de parejas (33% en el 2013) respecto al resto del año. Los expertos afirman que las parejas que "funcionan bien" se consolidan durante las vacaciones y las que "funcionan mal" deciden separarse.
 
Parece que siempre que se termina una pareja queda una pregunta en el aire, "¿Qué nos pasó?" . La mayoría de las veces esta pregunta dentro de la pareja es retórica por miedo, falta de valor para responderse o simplemente deseo de cerrar rápido y pasar a otra cosa, es decir, no sentir. Otras veces, ni los propios implicados son capaces de entender y darle respuesta.
 
Es muy común hoy en día resumirlo todo con etiquetas tipo "diferencias irreconciliables", "terceras personas", "no nos aguantábamos más, estamos mejor así" o "simplemente se acabó el amor". Todo esto puede ser cierto, pero realmente, ¿Qué ocurre en una pareja para que se plantee la separación? En mi opinión considero que en una pareja ocurren vivencias muy complejas y profundas que no se pueden resumir fácilmente. Si a esto le añadimos la presencia de niños, la complejidad emocional da un salto cualitativo.
 

Sea lo que sea lo que hace que una pareja termine, existe un proceso ineludible, el llamado proceso de duelo, en el que de una manera o de otra continuamos elaborando aspectos de esa relación, negando, entendiendo, sintiendo, sufriendo, liberando, perdonando, integrando, despidiendo y finalmente dejando espacio para lo nuevo.

El proceso de duelo es algo complejo y muy personal. En el día a día tenemos asociado el duelo a la perdida de un ser querido, normalmente por defunción... Pero el proceso de duelo ocurre siempre que existe una pérdida importante en nuestras vidas, incluso en una relación de pareja si hemos sido nosotros los que hemos tomado la iniciativa de finalizar esa relación, elaboramos nuestro proceso de duelo.

El propósito final del Duelo es integrar la pérdida y continuar avanzando en nuestras vidas sin esa persona. Para ello necesitamos darnos un tiempo y un espacio donde entender qué es lo que ha pasado. El simplificar una relación sin llegar a entender cuál ha sido nuestra responsabilidad en la ruptura hace que proyectemos pautas, expectativas y formas de reaccionar en futuras relaciones.

Una relación siempre es de dos y aunque muchas veces sólo uno basta para finalizarla, ambas partes necesitan "sanar", reencontrarse con su individualidad afrontando su nueva realidad llena de posibilidades y objetivos nuevos.


¿Qué pautas nos pueden ayudar a superar sanamente este periodo de nuestra vida?


- La ruptura de una pareja siempre es algo doloroso, ya que finaliza un proyecto de vida común en el que ambas partes han invertido mucha carga emocional, tiempo, ilusiones, energía. Permítete tus tiempos, seguramente necesites llorar no sólo una vez. Permítete sentir el dolor, la rabia, la pena. Date la licencia de expresar cómo te sientes. Poco a poco el dolor se irá mitigando y podrás recordar cada vez con menos sufrimiento. A medida que vaya sanando la herida, permítete avanzar y disfrutar tu calma.

-  Duele el rechazo, es una herida profunda en el ego. Es normal sentir odio y rencor hacia la persona que nos ha dejado. Es difícil no perder el respeto hacia tu ex-pareja, pero si sientes rabia, impotencia, angustia, intenta entender y obtener respuestas antes de perder definitivamente el contacto. Quedar para hablar con el compromiso de no herir más sino de la necesidad de comprender los por qués ayuda a elaborar el duelo.  Es importante clarificar y dar un significado a lo que ha ocurrido para cerrar esta etapa desde la calma y la aceptación. 

- Aceptar que ya no formas parte de la vida de una persona, de sus rutinas y cotidianidades es una realidad cruda, aunque la ruptura haya sido consensuada. Ten en cuenta que tanto tú como la otra persona sois seres independientes que habéis compartido parte del camino y que ahora vuestras vidas siguen su curso separadas. Disfruta lo que está por llegar, reflexiona qué hacer con el tiempo libre que te deja no tener pareja. Descubre las ventajas de la soltería, practica nuevas aficiones o retoma las que dejaste aparcadas, pasa más tiempo con tus amigos etc...

- En una ruptura no hay culpables, y mucho menos un sólo responsable, al menos no al 100%. Asumir tu responsabilidad te va a ayudar a crecer y a no repetir patrones en futuras relaciones.

- Déjale marchar. Cuando estés preparado libérate de esa carga. Sigue con tu vida e intenta alegrarte por  él/ella cuando siga con la suya. Recuerda que un día fue una persona amada por ti y deséale que encuentre lo que busca al igual que tú deseas encontrar tu felicidad.

- Si en algún momento sientes que necesitas apoyo profesional, acude a un psicólogo para que te acompañe en este proceso. El pedir ayuda no te hace dependiente o sentirte menos capaz; al contrario te permitirá darte un espacio para realizar el duelo y seguir con tu vida.

Recuerda que para que entren en tu vida experiencias nuevas, personas que valgan la pena, hay que dejar sitio libre en el corazón. La Felicidad se expande. ¿Quieres hacerle un hueco? ¿Cuánto espacio le vas a hacer a la Felicidad en tu nueva vida?

 


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